Hacía tiempo que un poco de barriguita no llamaba la atención de la moda.
En el siglo XVII, el pintor flamenco Peter Paul Rubens hizo arder los salones con sus bellezas carnosas. Ahora, la pancita y los hoyuelos en la piel están a punto de ser reivindicados. ¿Cómo? Con el lanzamiento de Panty, una línea de lencería y prêt-à-porter de Michaela Stark, artista y diseñadora australiana conocida por distorsionar su carne usando corsés, ligueros y cintas como si fueran sistemas de poleas y cabrestantes.
“Panty fue creada por una pareja de lesbianas”, dijo Stark, refiriéndose a la colaboración con su pareja, la fotógrafa Raga Muñecas. Ellas esperan ampliar los horizontes de la moda acentuando y celebrando las barrigas blandas, los pechos grandes y los muslos exuberantes que las mujeres suelen enterrar en prendas moldeadoras elásticas.
Panty ofrece accesorios que son sexis en un estilo a la antigua: bombachos semitransparentes con un corte actualizado para enmarcar estómagos redondeados, cinturones de tafetán de seda para ceñir cinturas, ligueros que celebran los pliegues de la carne y coquetos vestidos babydoll. La colección está pensada para favorecer a una amplia gama de cuerpos, incluidas las tallas grandes que llegan hasta la 5XL, y para llevarla como prenda exterior en lugar de oculta.
“Dedico una cantidad obscena de tiempo a confeccionar lencería que haga a la gordura deseable”, comentó Stark, que, como mujer de talla grande, no encaja en el molde tradicional de modelo de ropa interior. Diseñadora de formación autodidacta que empezó como costurera en Londres y París, Stark ha trabajado para Beyoncé y Victoria’s Secret y espera ser precursora de una nueva estética.
“No se trata de hacer que las curvas sean deseables”, afirmó Nick Knight, fotógrafo británico y fundador de la plataforma en línea SHOWstudio, que ha colaborado con Stark en varias ocasiones. “Ya hemos tenido esa línea de pensamiento antes. Este es un nuevo conjunto de curvas, y están fabricadas por la ropa. Así que es un proceso escultórico”.
Panty se presentará el jueves en la Fondazione Sozzani, un centro cultural de Milán fundado por la empresaria italiana Carla Sozzani. Este evento de la Semana de la Moda de Milán incluirá una exposición y un espectáculo llamado “Michaela Stark’s Panty Show”. El número de Stark reflejará su arriesgada práctica artística, en un espacio que parece una mezcla de su dormitorio y su taller en el próspero barrio creativo londinense de Hackney Wick.
Inspirándose en el concepto de una muñeca viviente, incluidas las obras del artista alemán Hans Bellmer, conocido por las muñecas de tamaño natural que produjo a mediados de la década de 1930, Stark vestirá a la modelo Yasmin El Yassini con sus creaciones. Hasta el domingo se podrá visitar una exposición de la fotógrafa Charlotte Rutherford en la que aparecen Stark y El Yassini.
“Estamos eliminando la mirada masculina de la imagen”, dijo Stark.
En una videollamada desde su taller londinense, Stark, de 29 años, lucía un rostro fresco con un par de bombachos esponjosos cortados para resaltar un vientre prominente. Su pecho se desbordaba de un sujetador de fantasía. No es el típico atuendo para trabajar desde casa. Con gran acierto, ella describió su filosofía de diseño como liberadora.
Las piezas personalizadas que Stark empezó a hacer en 2018 tienen una calidad prohibida. Un corsé asimétrico de seda rosa brillante, cuyo corte crea un escote desigual, se vende por 3495 libras (unos 4382 dólares). Empezó a documentar sus experimentos corporales mientras estaba inmersa en sus creaciones y ganó seguidores en Instagram quienes, en sus palabras, fueron decisivos para superar su dismorfia corporal.
Panty cobró vida cuando Stark se dio cuenta de que su trabajo resonaba con una clientela que no podía pagar los precios de las prendas a la medida. Deseosa de producir una colección que sus seguidores pudieran usar, fijó las piezas básicas de Panty en 60 libras (unos 75 dólares) y hasta 650 libras (699 dólares). En un video sobre sus piezas se muestra un cinturón envolvente de tafetán de seda, disponible en rosa claro y malva, que puede usarse para transformar el cuerpo en casa o como “un bonito accesorio”, explicó Stark. Mientras se lo probaba, sugirió llevarlo sobre unos jeans.
“Es ideal si tienes el pecho plano para llevarlo como top o para chicas trans que no se han operado”, dijo. La colección se venderá a través de su sitio web.
Como el nombre de la marca indica, hay muchas bragas. Stark quiso explorar formas de honrar las protuberancias naturales del cuerpo con bombachos, tangas, pantaletas y bikinis de tul, tafetán y seda procedentes del material sobrante de casas de lujo francesas. Los colores, que incluyen rojo, café, morado, malva, verde oliva y melocotón, sugieren una piel amoratada. Stark dice que algunos estilos se diseñaron pensando en sus amigas trans, que quieren llevar “tangas femeninas y sexis que no las obliguen a esconder sus genitales”.
Milán, más conocida por gente elegante que usa prendas de casimir que por sus códigos de vestimenta experimentales, es un lugar poco habitual para un lanzamiento de este tipo. “Es la capital de la lencería”, afirmó Stark, refiriéndose a las hábiles costureras de la ciudad. En una llamada telefónica, Sozzani se rio y dijo que esperaba que el montaje erótico causara sensación. Añadió que conoció a la diseñadora en París hace unos meses y que le cautivó su mensaje de liberación social.
Aún no está claro si su trabajo anunciará un movimiento pequeño o si será solo una atracción secundaria en una industria voluble. Pero un grupo de diseñadores noveles se afana por ampliar el mercado. Emma Davidson, directora de moda de Dazed, puso a Stark en contacto con las diseñadoras londinenses Sinéad O’Dwyer y Karoline Vitto, cuyo innovador patronaje acentúa cuerpos que históricamente no han tenido acceso al prêt-à-porter de lujo. Ellas van más allá de solo confeccionar para tallas grandes y producen prendas que realzan los pliegues carnosos.
“Son los jóvenes diseñadores los que están demostrando su capacidad de cortar ropa para una variedad de cuerpos”, afirmó Davidson. “Son ellos los que sientan un precedente e influyen en las casas de lujo, y no al revés”. En el desfile Maison Margiela Artisanal de John Galliano del mes pasado, las modelos más corpulentas lucieron corsetería, polisones y relleno en las caderas y el trasero (Stark asistió al desfile).
“La sociedad tiene la impresión de que ya hemos superado la época en que las mujeres iban atadas con corsés”, comentó Stark. “No es así. Los ideales de belleza que anhelamos alcanzar hoy son más difíciles de conseguir. En lugar de obligar a las mujeres a moldear su cuerpo hasta conseguir las formas deseadas mediante prendas, ahora lo que se les pide es que tengan ese cuerpo sin la ayuda de estas. Así que ahora conseguimos esas siluetas imposibles mediante cirugía o haciendo ejercicio. Lograrlo sin usar ropa interior es una exigencia enorme”.