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La portada de agosto de Vogue, protagonizada por Jill Biden, se publicó en internet el lunes —cuatro días después del gran debate— y trajo consigo una nueva ronda de escrutinio sobre su papel como ferviente defensora de su marido, quien está inmerso en una preocupante campaña para la reelección.
Durante gran parte del mandato del presidente Joe Biden, la primera dama fue una figura poco controvertida. La situación empezó a cambiar cuando la campaña se calentó. Laura Ingraham, de Fox News, afirmó que Jill Biden encubría la incapacidad del presidente por su propio deseo de poder político y prestigio. En la misma línea, The Daily Caller, un sitio web de derecha, empezó a referirse a ella como “Lady Mac-Biden”.
Jill Biden ocupó el centro del escenario después de que su esposo tuviera dificultades para terminar sus frases durante una pésima actuación en el debate del jueves contra el expresidente Donald Trump. Después, The New York Times reportó que Jill Biden fue la primera persona a la que recurrió: “El mensaje de la primera dama para él era claro: ya han sido excluidos antes, contaba con todo su apoyo, y él —ambos— seguirían en la carrera”.
En la portada de Vogue, Jill Biden lleva un vestido de esmoquin blanco de Ralph Lauren. Fue fotografiada durante la primavera por Norman Jean Roy, cuyas recientes contribuciones a Vogue incluyen retratos de Nicki Minaj, Alicia Keys y la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. El perfil que acompaña a la primera dama, realizado por Maya Singer, la describe como una “visión de la calma en medio de la cacofonía más absoluta”.
Jill Biden ya ha sido portada de Vogue en dos ocasiones anteriores. Tina Brown, exeditora de Vanity Fair y The New Yorker, señaló que aparecer en la portada de Vogue es un “rito de iniciación” para las primeras damas. Aun así, añadió Brown, las implicaciones de la aparición de Jill Biden en la portada de una revista de moda son “siempre un riesgo”. Y en este momento, la portada de Vogue “no es particularmente útil”, añadió.
Poco después de que la revista publicara la imagen de la portada en su cuenta de Instagram el lunes, los comentarios fueron abrumadoramente negativos. Algunos eran de partidarios de Trump, que aprovecharon la aparición de Jill Biden para quejarse de que Melania Trump había sido descartada para una portada de Vogue cuando era primera dama. Otros comentarios críticos parecían proceder de demócratas, uno de los cuales sostenía que la doctora Biden perseguía sus propias ambiciones y las de su marido “a expensas de la seguridad y la felicidad de los estadounidenses”.
La frase de portada —“Nosotros decidimos nuestro futuro”— no pareció ayudar, independientemente del hecho de que la primera dama parecía estar hablando de las mujeres votantes cuando pronunció esas palabras en un acto de campaña en Minnesota en abril.
“¡No!”, escribió un comentarista. “¡Nosotros decidimos su futuro! Se acabó tu privilegio”.
Janice Min, redactora jefa de Ankler Media, quien antes fue redactora jefe de The Hollywood Reporter y Us Weekly, coincidió.
“No da muy buena imagen que el presidente se niegue a conceder entrevistas personales a los medios de comunicación, pero que su esposa tenga su tercera portada de Vogue durante unas elecciones en las que los votantes repiten una y otra vez que todo gira en torno a la economía”, dijo Min. “¿Es realmente la audiencia de Vogue el camino hacia la victoria en Michigan, Wisconsin y Nevada?”.
Min señaló además que Vogue también está editado por Anna Wintour, quien ha organizado actos privados para recaudar fondos para la reelección de Biden.
“En una época en la que la confianza está en tela de juicio, y Donald Trump está diciendo a la gente que el sistema está amañado y la gente le cree, tengo que preguntarme sobre la sabiduría de hablar a través de una publicación editada por una de las mayores recaudadoras de fondos de Joe Biden”, dijo Min.
Un representante de Vogue y Wintour dijo por correo electrónico: “No es ningún secreto que Anna apoya las campañas demócratas desde hace décadas. Nuestro artículo de portada de agosto es una mirada al tremendo trabajo que ha hecho Jill Biden, y a los temas más urgentes en 2024 y más allá”. (La portavoz no respondió directamente a una pregunta para Wintour sobre si pensaba que Joe Biden debería retirarse de la carrera).
Vogue se puso en contacto con la primera dama para pedirle un comentario después del debate. En el sitio web de Vogue, el artículo tiene una actualización en la parte superior que dice que Jill Biden habló con la revista desde Camp David el domingo. Sobre la campaña de Biden, ella dijo: “no dejará que esos 90 minutos definan los cuatro años que ha sido presidente. Seguiremos luchando”. Jill Biden añadió que su marido “siempre hará lo mejor para el país”.
Algunos de los que leyeron esas palabras el lunes pensaron que Jill Biden podría estar dudando sobre la decisión de su marido de seguir en la carrera. Cindi Berger, directora ejecutiva de R&CPMK, una de las mayores empresas de relaciones públicas y gestión de crisis de la industria del entretenimiento, señaló lo que Jill Biden podría haber dicho, pero no dijo: “La idea de que él abandone la carrera está descartada. Estamos en esto para ganar y veremos a los votantes en las urnas en noviembre”. En su lugar, señaló Berger, Jill Biden dijo que la pareja “seguirá luchando”.
“Queda un vacío, así es como me lo tomo”, dijo Berger, una demócrata que calificó a Joe Biden de “extraordinario y notable presidente”, pero indicó que pensaba que lo “correcto” sería que se hiciera a un lado.
Elizabeth Alexander, directora de comunicaciones de la primera dama, no hizo comentarios cuando se le preguntó si había espacio para maniobrar en la cita de Vogue.
Brown, por su parte, dijo que no estaba interpretando demasiado la cita. “Creo que Jill está totalmente comprometida y ni por casualidad le aconsejaría a él que se retirara”, dijo a través de un mensaje de texto. “¡Le encanta ser la reina después de esperar en el pretencioso círculo de los Obama!”.
Jacob Bernstein reporta sobre el poder y los privilegios para la sección Style. Más de Jacob Bernstein